
Permitidme la ironía sobre una cuestión sumamente seria.
Cristo avisó a la humanidad en 1984 a través de su profetisa Gabriele: “El corazón de la Tierra, los mares, está contaminado por la fuerza atómica. Los ríos y lagos están sucios. La basura atómica se deposita en la tierra y en los mares. ¿Qué sucede entonces? Los mares se calientan más y más, las fuentes subterráneas se contaminan; de nuestra madre Tierra irradian incrementadamente mercurio y plomo y los mares están en ebullición. Los casquetes se derriten y el sistema circulatorio del mundo se recalienta…”
Hablemos del fondo del mar. ¿Se muere? Probablemente. Pero esto es por la ineludible necesidad de combatir con una actividad de 85 billones de “becquerels”. No es pecata minuta… se trata del equivalente a la radiación de cesio y estroncio que se produjo a raíz del catastrófico Chernóbil…
Echemos un vistazo al Atlántico. ¡Vaya! ¡250.000 barriles escondiditos y algún que otro reactor nuclear completo con el que juegan unas sirenas! UFF menos mal que es radioactividad ligera. Qué bonito, cuando de las cosas se puede hablar en términos medios; así nadie se asusta.
Vero, te van a meter en la cárcel por decir mentiras niña mala: ¡El depositar residuos nucleares en los océanos se terminó oficialmente en 1993! ¡Dejadme en paz! Yo sólo digo que medio siglo de producción de armas en USA dejó docenas de millones de metros cúbicos de residuo nuclear de larga duración.
Pues que miedo, entonces, si me refiero a los daños ambientales de mi querida antigua Unión Soviética. Qué lástima que la lengua me queme porque… El territorio del curso superior del río Obi en Liberia occidental es la región más radioactiva de toda la Tierra.
A Yuschenko no lo envenenaron, es que aún sufre de Chernóbil… Conciencia por favor.
Cristo avisó a la humanidad en 1984 a través de su profetisa Gabriele: “El corazón de la Tierra, los mares, está contaminado por la fuerza atómica. Los ríos y lagos están sucios. La basura atómica se deposita en la tierra y en los mares. ¿Qué sucede entonces? Los mares se calientan más y más, las fuentes subterráneas se contaminan; de nuestra madre Tierra irradian incrementadamente mercurio y plomo y los mares están en ebullición. Los casquetes se derriten y el sistema circulatorio del mundo se recalienta…”
Hablemos del fondo del mar. ¿Se muere? Probablemente. Pero esto es por la ineludible necesidad de combatir con una actividad de 85 billones de “becquerels”. No es pecata minuta… se trata del equivalente a la radiación de cesio y estroncio que se produjo a raíz del catastrófico Chernóbil…
Echemos un vistazo al Atlántico. ¡Vaya! ¡250.000 barriles escondiditos y algún que otro reactor nuclear completo con el que juegan unas sirenas! UFF menos mal que es radioactividad ligera. Qué bonito, cuando de las cosas se puede hablar en términos medios; así nadie se asusta.
Vero, te van a meter en la cárcel por decir mentiras niña mala: ¡El depositar residuos nucleares en los océanos se terminó oficialmente en 1993! ¡Dejadme en paz! Yo sólo digo que medio siglo de producción de armas en USA dejó docenas de millones de metros cúbicos de residuo nuclear de larga duración.
Pues que miedo, entonces, si me refiero a los daños ambientales de mi querida antigua Unión Soviética. Qué lástima que la lengua me queme porque… El territorio del curso superior del río Obi en Liberia occidental es la región más radioactiva de toda la Tierra.
A Yuschenko no lo envenenaron, es que aún sufre de Chernóbil… Conciencia por favor.
1 comentario:
¿Tú...estás diciendo...cosas en contra de Rusia?
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