Hubo un tiempo en que me dolía el corazón por el desuso. Mi desidia hizo que mis entrañas enlutaran hiriéndome y casi consumiéndome sin tan siquiera percatarme. Eso es lo que siempre he creído de aquélla primavera, pero dos días atrás alguien me escupió la verdad encharcándome y dejándome magullada e indefensa en lo más adusto del asfalto. Mi mente reñía por entonces en la alternancia. Punto y a parte y vuelta a ese instante! Enamorarse es una palabra que presta a equívocos. El amor confina sus dominios entre dos grandes: amontonar y amoral. A cualquiera le parecerá un sinsentido que atribuya importancia a dicha minucia pero en mi caso particular la carga significativa es cristalina. La primera, entendida como el sobrevenir de muchos sucesos en corto tiempo; la segunda y dicho de mí que apropósito prescindo en cuantía.
Si a los 17 años crees haberte enamorado estás rotundamente equivocado! Pero lo mismo te sucede a los 19, 20, 37, 69 o 113 y no quiero ser contundente ni malsonante, es sólo que uno no se enamora a una edad sino en una medida temporal. Experimentar una fuerte atracción que te lleva a desear a alguien hasta doler no es amar, mejor califiquémoslo como… ¿búsqueda de una tendencia a la unión sexual?
Lo mío siempre ha sido más como pedir con encarecimiento y excusarse con humildad. Tú trabajabas en moldearme por afición y de manera desinteresada; el otro llenaba las tinas de mi patio de inquina y ojeriza y sin embargo yo, adicta al sufrimiento decidí romperte los pulmones de una coz y golpearte así, sin preaviso.
Anteayer alguien me abofeteó con tanta saña que sin tu mediar en ello me hirió del 3 al infinitivo y provocó en mi interior el vacío que únicamente se siente cuando te han arrancado de lo más profundo algo que por derecho consideras sólo tuyo. Yo sentí (y sabes que sobre lo que se siente nadie puede cuestionar) que tú querías estar conmigo por encima de todo, pero las palabras de aquel que bien te conoce me envenenaron el alma para siempre: “tú para él sólo eras puro entretenimiento”.
Si a los 17 años crees haberte enamorado estás rotundamente equivocado! Pero lo mismo te sucede a los 19, 20, 37, 69 o 113 y no quiero ser contundente ni malsonante, es sólo que uno no se enamora a una edad sino en una medida temporal. Experimentar una fuerte atracción que te lleva a desear a alguien hasta doler no es amar, mejor califiquémoslo como… ¿búsqueda de una tendencia a la unión sexual?
Lo mío siempre ha sido más como pedir con encarecimiento y excusarse con humildad. Tú trabajabas en moldearme por afición y de manera desinteresada; el otro llenaba las tinas de mi patio de inquina y ojeriza y sin embargo yo, adicta al sufrimiento decidí romperte los pulmones de una coz y golpearte así, sin preaviso.
Anteayer alguien me abofeteó con tanta saña que sin tu mediar en ello me hirió del 3 al infinitivo y provocó en mi interior el vacío que únicamente se siente cuando te han arrancado de lo más profundo algo que por derecho consideras sólo tuyo. Yo sentí (y sabes que sobre lo que se siente nadie puede cuestionar) que tú querías estar conmigo por encima de todo, pero las palabras de aquel que bien te conoce me envenenaron el alma para siempre: “tú para él sólo eras puro entretenimiento”.
¿Alguna vez maduraste por qué te elegí? Aunque mucho tiempo después seguí deseando que me amaras ahora me has vencido. A caso alguna vez vuelva a torturarte el “que hubiera pasado si…” lo que mi mente imputó a mi desganado corazón para sentenciar a tu favor no fue sino que yo misma, partiendo de mi propia insuficiencia como ser humano, necesitaba, buscaba desesperadamente la unión con otro ser y no pude evitarlo….. te encontré, me sentí completa y seguiré deseando que me ames en cada momento por encima de cuantas horas, barrios y hortensias insistas en colocar entre mi y eso que, según otros, tú ya jamás sentirás.
2 comentarios:
amorcitu meu!!!
tambe tens blog!!! que xuluuuu!!!
dema ens veiem!!! kina ilu!!
hem de xerrar moltissim!!!
petunets
And he won't be shocked...
y eso.
Publicar un comentario