
Irascible con los números pares, disfrutaba desayunando soledad.
Una vez, sólo una, sintió pensar en sueño y optó por sentarse a escuchar. Gustaba de ver en la cotidianidad una vida escrita en dos tonos de rock. Se creía en potestad de atribuirse el derecho de utilizar palabras como independencia y libertad, y nadie en el mundo era, sin embargo, tan dependiente como ella. No se reconocía atada, pero de épica muchos sin vivirla escriben.
Sentada a los pies de una escalera decidió clamar perdón y participar en gracias de desamor. Y aún, muy de vez en cuando se apoyaba contra una pared para ver del principio de una noche, para aprender cómo se vive de la historia. Una vecina la oía llorar memorias de un futuro que todos creían le escondía felicidad. Y gemía en pro del egoísmo. Y es que, sobre ese presente de verdad sólo buscaba descubrir como se recuerda sin permiso para mirar atrás.
¿Dónde está ese o esa que se dedica a vender preguntas? Creía encontrar a varios de ellos en cada esquina, y al sorprenderlos se esfumaban guardando en sus gabardinas de tweed los tesoros de respuesta.
Y en el minuto de un atardecer se veía contemplando el sol naranja que marca para 13 almas tres destinos y no más.
Aún hoy hablan de ella sobre un largo caminar de nubes con pesadillas y quimeras en el que supo descubrir una realidad.
1 comentario:
"Una vecina la oía llorar memorias de un futuro que todos creían le escondía felicidad. Y gemía en pro del egoísmo. Y es que, sobre ese presente de verdad sólo buscaba descubrir como se recuerda sin permiso para mirar atrás."
¿Cómo de verdad es ese presente?
Y...no es egoísta.
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