lunes, 4 de agosto de 2008

Esa condena luce tan bella...


Y me abandonaste en los brazos de un Lev Davídovich Trostky que me regala horas de sedición mientras el Ejército Rojo contempla en formación nuestras divertidas hazañas.
No lo sabes pero te quema, tan lejos, estando a tantas lunas… porque yo no era conveniente mais j'étais la parfaite pour toi… y ahora vivo riendo de noches de República y Revolución.
Y tú querías ser ese político que armado de palabras firmara la paz de Brest-Litovsk pero debías renunciar a Besarabia y como el Coronel, nunca tenías tampoco nadie a quién responder, que te escribiera. Ahora estamos en 1940 y te han robado ese disfraz que pretendías… lo compró el que consiguió recuperar para mí las pérdidas rusas.
Tú error fue no saber cómo se apuesta un recuerdo, porque creíste adivinar cómo jugar con ellos, pero la situación era crítica, nuestra Rusia estaba a punto de entrar en la Primera Mundial y yo te decía: tranquilo que Nicolás abdicará… pero jamás tuviste demasiada fe en el Soviet de Petrogrado.
Y actuando en el Politburó pensabas así poder decidir sobre el gobierno de tu patria, que entonces era yo, pero tú, haciéndote llamar Lenin desoías mis consejos y demasiado pronto pagaste caro un difuminado primer enfrentamiento con aquella oposición de izquierdas que creía a pies juntillas en la extensión a toda Europa de nuestra querida Revolución. ¡Es que Hitler golpeaba fuerte! Y toda aquella gente preconizaba la reconversión de todo aquello tan hostil entre nos y la Alemania pasando por una guerra revolucionaria.

Henos aquí que yo he sobrevivido en una juventud de 91 años para luchar sin lucha, para reír sin amor y gobernar sin Presidium.

1 comentario:

Nachete dijo...

Tus noches de República y Revolución van a adelantar a mis noches bajo el mandato de Escipión.

Cerda.