
Al menos dame una; palabra con la que afrontar mi naturaleza heterodoxa porque ando sobre ascuas, como vendida…
Me gustaría cultivar una fortuna pero no de dinares sino de estímulos, de pinchazos culturales y artísticos. Descubrir la genialidad de los que me aguardan de dosis en dosis, como una sucesión de fotogramas para poder volver a revisarlos cuando llegue a vieja. Cansada, contenta y arrugada.
Cantar el secreto de una tribu y reversarlo al mundo al modo: de ethnos, pueblo, de grapho, “yo escribo”. Que los elementos no me juzguen por querer intentarlo.
Pero al buscar en mi interior lo veo todo como a través de una bola de cristal: mis instintos se vuelven convexos pero nunca llegan a tocarse. Y a mi alrededor hay tanto futuro ajeno que es como si el mío se hubiese sometido a sorteo, y el mañana afortunado haya decidido tirar el boleto.
Tú puedes ser lo que quieras, que yo siempre me limitaré a posibilidades. O alguien me ha vendado o algo está evitando que yo disfrute de esa claridad, de la misma, de la que se sirven todos los demás.
Tal vez, es, sólo, que a las mujeres como a mi nos intimida el mundo.
Me gustaría cultivar una fortuna pero no de dinares sino de estímulos, de pinchazos culturales y artísticos. Descubrir la genialidad de los que me aguardan de dosis en dosis, como una sucesión de fotogramas para poder volver a revisarlos cuando llegue a vieja. Cansada, contenta y arrugada.
Cantar el secreto de una tribu y reversarlo al mundo al modo: de ethnos, pueblo, de grapho, “yo escribo”. Que los elementos no me juzguen por querer intentarlo.
Pero al buscar en mi interior lo veo todo como a través de una bola de cristal: mis instintos se vuelven convexos pero nunca llegan a tocarse. Y a mi alrededor hay tanto futuro ajeno que es como si el mío se hubiese sometido a sorteo, y el mañana afortunado haya decidido tirar el boleto.
Tú puedes ser lo que quieras, que yo siempre me limitaré a posibilidades. O alguien me ha vendado o algo está evitando que yo disfrute de esa claridad, de la misma, de la que se sirven todos los demás.
Tal vez, es, sólo, que a las mujeres como a mi nos intimida el mundo.
3 comentarios:
Sabes, no te conozco y a la vez, a pesar de la ignorancia, no me lo creo. A ti no te intimida el mundo, sencillamente te gusta demasiado saborear la vida como para esperar que no te sea dada tutta è subita. Decía un viejo pensador revolucionario desde la cárcel del fascismo, donde todo parecía consumirse sin que nada pasase, "Créeme, el tiempo es la cosa más importante: es un simple pseudónimo de la misma vida." No lo creerás, porque tú la quieres consumir ya, pero tenía razón: ella se despliega en él. El tiempo de espera de Benjamín se convierte en tiempo de cambio, tiempo del Mesías, en cada momento en qué sabemos que todo puede empezar de nuevo y en esa percepción cada instante debe ser consumido sin dejarlo de saborear ;) Un besote y no te agobies.
Menudo anónimo...mejor no digo nada, no vaya a ser que lo estropee.
Cuando la conjunción de calores hormonales hacen de tu cuerpo una pasión de deseo y tu mirada se pierde en el firmamento estrellado buscando ansiosa el planeta Plutón, ese es el momento adecuado para tener un encuentro carnal, tierno y frenético a la vez, con el Genio imperturbable, con el Viril entre viriles, con el más grande ser que el Universo parió desde el Big Bang, osease modestamente, YO el Gran Monotributo, el padre del Blog, el creador de Internet, el motivador de tu punto G, el creador de la melancolía de las tardes de otoño, el Supremo Hacedor del Océano Atlántico, el numen inspirador del orgasmo múltiple femenino...YO tu amo y señor, YO el generador de tus sueños mas lascivos...No desesperes mimosona, estás dentro de las privilegiadas que han de copular con el Dios (YO), esperame guapaaaa...
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