
En el crepúsculo del ayer el ángel insumiso me descubrió un secreto: pensar en presente no tiene por qué ser siempre pensar en futuro, sino en pasado.
Su lenguaje es muy elevado y, a pesar de ello, lo propaga con fluidez haciendo batir sus alas levantiscas. Con todo, de su dulce melodía yo sólo alcanzo a retener, la mayoría de las veces, unas pocas notas. Las que componen dicho secreto son las que robé de la última noche.
Últimamente me dedico a despojar los días de un sentido práctico con un único porqué: esclarecer la mente para sobrevenir a tiempos más difíciles.
Filippo Brunelleschi, el padre de la perspectiva, perdió el concurso para realizar las puertas del Baptisterio de Florencia por querer ser escultor antes que arquitecto.
Las exigencias eran inexorables y pasaban por recrear el Sacrificio de Isaac en un marco polilobulado con la inclusión de Abraham, Isaac, un ángel, dos sirvientes con un asno, leña y un cordero. Brunelleschi decidió declinar las bases desde un principio y dio luz a una obra de la que resultaron un altar portado por un asno y un Abraham con expresión irritada. El trabajo era brillante, genial… pero ganó Ghiberti relegándolo a un segundo lugar.
El destino, al que nunca hay que desoír, quiso que el florentino renunciase, en ese mismo momento, a la escultura para empezar a valorar el uso que podría dispensar a sus amplios conocimientos matemáticos. Optó, a tal efecto, en interesarse exclusivamente por la arquitectura.
Unas de las joyas de Florencia, la Catedral, perdería su valor de considerar de modo independiente cada una de sus partes integrantes. Esto es, el campanario de Giotto, el Baptisterio de San Juan con las puertas de bronce de Ghiberti y la impresionante cúpula de Brunelleschi.
Santa María del Fiore, proyecto de Arnolfo di Cambio, estaba sin concluir pues se encontraba sin abovedar el crucero; y, es que, con la altura del edificio, la cúpula no podía ser totalmente semiesférica por problemas en el sistema de empujes y contrarrestos. La solución que, Il mio amato architetto, ideó fue la superposición de dos bóvedas esquifradas, octogonales, una dentro de otra, hechas de ladrillo y divididas en tramos a modo de gajos. Esto no sólo permitía un reparto de esfuerzos sino que además proporcionaba sensación de ligereza, cediendo al Arte y a la Arquitectura, por primera vez en la Historia, una preciada dádiva: una cúpula que ofrece el mismo aspecto estructural en el interior que en el exterior.
Filippo Brunelleschi, el padre de la perspectiva, abandonó su brillante carrera como escultor en pro de dedicar el resto de su vida a buscar la armonía arquitectónica en base a sus propios criterios geométricos.
Dante Alighieri decía que “Arte significa Historia”. Soy de su misma opinión, pues admirando una obra se puede inferir la visión del mundo que tenía la Sociedad, que como discípulo del artista, la produjo. De todas las artes plásticas y visuales, probablemente sea la Arquitectura la que aporta mayor contribución a la Historia por ser más explícita en contenido social, económico y de uso.
Además de hacer luz sobre la relevancia de este asunto, Dante jamás cuestionó los motivos que portaron a Messer Filippo Brunelleschi a desertar de la statua para glorificar de res aedificatoria; más aún, invitaba a sus pasantes a internarse en ellos.
Yo necesito saber que dentro de cinco años, cuando me miren, verán en mí una humilde personificación de Brunelleschi. Necesito saber que mirarán en mi interior no con los ojos del práctico Vasari, sino con los del genial Dante Alighieri.
Su lenguaje es muy elevado y, a pesar de ello, lo propaga con fluidez haciendo batir sus alas levantiscas. Con todo, de su dulce melodía yo sólo alcanzo a retener, la mayoría de las veces, unas pocas notas. Las que componen dicho secreto son las que robé de la última noche.
Últimamente me dedico a despojar los días de un sentido práctico con un único porqué: esclarecer la mente para sobrevenir a tiempos más difíciles.
Filippo Brunelleschi, el padre de la perspectiva, perdió el concurso para realizar las puertas del Baptisterio de Florencia por querer ser escultor antes que arquitecto.
Las exigencias eran inexorables y pasaban por recrear el Sacrificio de Isaac en un marco polilobulado con la inclusión de Abraham, Isaac, un ángel, dos sirvientes con un asno, leña y un cordero. Brunelleschi decidió declinar las bases desde un principio y dio luz a una obra de la que resultaron un altar portado por un asno y un Abraham con expresión irritada. El trabajo era brillante, genial… pero ganó Ghiberti relegándolo a un segundo lugar.
El destino, al que nunca hay que desoír, quiso que el florentino renunciase, en ese mismo momento, a la escultura para empezar a valorar el uso que podría dispensar a sus amplios conocimientos matemáticos. Optó, a tal efecto, en interesarse exclusivamente por la arquitectura.
Unas de las joyas de Florencia, la Catedral, perdería su valor de considerar de modo independiente cada una de sus partes integrantes. Esto es, el campanario de Giotto, el Baptisterio de San Juan con las puertas de bronce de Ghiberti y la impresionante cúpula de Brunelleschi.
Santa María del Fiore, proyecto de Arnolfo di Cambio, estaba sin concluir pues se encontraba sin abovedar el crucero; y, es que, con la altura del edificio, la cúpula no podía ser totalmente semiesférica por problemas en el sistema de empujes y contrarrestos. La solución que, Il mio amato architetto, ideó fue la superposición de dos bóvedas esquifradas, octogonales, una dentro de otra, hechas de ladrillo y divididas en tramos a modo de gajos. Esto no sólo permitía un reparto de esfuerzos sino que además proporcionaba sensación de ligereza, cediendo al Arte y a la Arquitectura, por primera vez en la Historia, una preciada dádiva: una cúpula que ofrece el mismo aspecto estructural en el interior que en el exterior.
Filippo Brunelleschi, el padre de la perspectiva, abandonó su brillante carrera como escultor en pro de dedicar el resto de su vida a buscar la armonía arquitectónica en base a sus propios criterios geométricos.
Dante Alighieri decía que “Arte significa Historia”. Soy de su misma opinión, pues admirando una obra se puede inferir la visión del mundo que tenía la Sociedad, que como discípulo del artista, la produjo. De todas las artes plásticas y visuales, probablemente sea la Arquitectura la que aporta mayor contribución a la Historia por ser más explícita en contenido social, económico y de uso.
Además de hacer luz sobre la relevancia de este asunto, Dante jamás cuestionó los motivos que portaron a Messer Filippo Brunelleschi a desertar de la statua para glorificar de res aedificatoria; más aún, invitaba a sus pasantes a internarse en ellos.
Yo necesito saber que dentro de cinco años, cuando me miren, verán en mí una humilde personificación de Brunelleschi. Necesito saber que mirarán en mi interior no con los ojos del práctico Vasari, sino con los del genial Dante Alighieri.

1 comentario:
Cara mia architetta, può essere che tu saresti Brunelleschi andando nel tempo de la tua vita, ma non sempre c'è un Dante per guardarti. Tu devi essere Brunelleschi senza aspettare di nessuno più che di te. Di fatto pensa nella gente in tuutta la gente. Come diceva Gramsci in una lettera al suo figlio dalla prigione, "Io penso che la storia ti piace, come piaceva a me quando avevo la tua età, perché riguarda gli uomini viventi e tutto ciò che riguarda gli uomini, quanti più uomini è possibile, tutti gli uomini del mondo in quanto si uniscono tra loro in società e lavorano e lottano e migliorano se stessi non può non piacerti più di ogni altra cosa. Ma è così?" Pensa nella gente, non nel Dante. E soprratutto, parla col tuo "Angel insumiso", lui non deve chiudere i suoi pacco di livri, é un pecato. Forse adesso il pensa la stessa cosa. Benjamin ti asspetta. Baci ;)
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