jueves, 4 de septiembre de 2008

La Verdadera influencia de Vitruvio


El Tratado “De Architectura” (Siglo I a.C.) de Marco Vitruvio Polión, es el más antiguo que se conserva y el único de la Antigüedad Clásica. En él, el autor trata sobre órdenes, materiales, técnicas decorativas, construcción, tipos de edificios, hidráulica, mecánica y gnomónica (ciencia encargada de reunir conocimientos sobre la división del arco diurno o trayectoria del Sol sobre el horizonte). Además, habla por primera vez de la rueda hidráulica. Estas premisas fueron las que llamaron mi atención en un primer momento. Tiempo después, he llegado a una conclusión muy desalentadora.


Griegos y romanos con sus respectivas (Techné y Ars) carecían de una categoría de arte y sólo se servían de dichas denominaciones para referirse a una serie de prácticas y oficios con la finalidad de producir algo. La Moderna idea de arte no empieza a desarrollarse hasta el Renacimiento y no culmina sino en el siglo XVIII. A pesar de ello, los que seremos algún día teóricos del arte valoramos la arquitectura griega y la orfebrería medieval, man que ellos mismos solamente concedían valor superior a lo que se conocía como poesis.

Con esto trato de explicar que las fronteras de la Historia del Arte son tan inabordables que es imposible conceder valía a todo lo que revelan y, aún, a todo lo que esconden. Por ello, tras comenzar la carrera, los catedráticos invitan muy amablemente a los estudiantes a enamorarse de una época, más allá si es posible: a un autor. En fin, supongo que esto es extensible a toda rama humanística. ¡Qué digo! Probablemente sea aplicable a cualquier campo del conocimiento.


Pretendo decir que aunque descubrí a Vitruvio al empezar a amar el Renacimiento y, en concreto, al conocer a Leonardo, mis intereses actuales no fluyen alrededor de la antigüedad clásica sino en el océano de catorce siglos después. Con todo y, puesto que de cualquier materia se pueden extraer intereses particulares, yo he tomado de Vitruvio los tres principios sobre los cuales, según el autor, descansa la Arquitectura: La Belleza (Venustas), la Firmeza (Firmitas) y la Utilidad (Utilitas), para adecuarlos a mi propia filosofía de vida.

Mi búsqueda de la Belleza camina en dirección desconocida por el sendero del Arte.
La Firmeza, entendida como la entereza de ánimo, es esa de la que me tengo que valer para desoír a aquellos que me juzgan en pro de hacer o como mínimo de intentar.
La Utilidad... Antes creía que el concepto de útil era estúpido. Me atraía más la definición presocrática de filosofía como amor por la sabiduría, para aplicarla a mi modus vivendi y prescindir automáticamente de cualquier sentido al que debiera aplicar el vocablo anterior. Hoy, la edad y la Sociedad me han desproveído de esa ilusión. Algún fin debo encontrar, por lo tanto, a mis acciones. De hecho, en ello estoy y es, descaradamente, lo que constituye la fuente primera de mis preocupaciones.


La conclusión a la que puedo llegar es que el día que haga míos de verdad esos tres principios saborearé por primera vez la vida como es debido, estando, desgraciadamente, angustiada de vez en cuando, ah, hasta que se de ese momento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se nota que no has leído las definiciones de Vitruvio para llegar a tus conclusiones, pero creo que deberíamos de empezar por tu falta de habilidad en la composición escrita.