Y cuando se sentía humillada trasgrediendo la esencia de sus principios y, más aún, los límites de su alma, parecía no importarle tejer su vida en una tela de araña hecha a partir de subterfugios e hipocresías. Entonces se contentaba aplacando los monstruosos deseos de su corazón como mejor podía.
Y eso fue hace mucho mucho tiempo…

Pretendía encontrar entre todas una imagen; por eso buscaba en el arte una cita sagrada. Lo que necesitaba encontrar en el mundo real era la imagen irreal de sí misma que su alma contemplaba constantemente. Y una voz interior le decía que le saldría al encuentro tranquilamente, como si ya se conocieran de antemano. Estarían solas, rodeadas por la oscuridad y el silencio y en el momento de la gran ternura esa imagen se desharía en ella como algo intangible. Entonces ella se transfiguraría inmediatamente y la debilidad, la timidez y la inexperiencia caerían de ella para siempre.